Por Tanja Bagar
La Dra. Tanja Bagar es microbióloga con un doctorado en Biomedicina. Ha adquirido una amplia experiencia en investigación en biotecnología, biología molecular y señalización celular en laboratorios en Eslovenia, Alemania y Reino Unido. Su enfoque se ha centrado principalmente en el sistema endocannabinoide y las sustancias activas de cannabis/cáñamo. Su trabajo condujo a la formación del Instituto Internacional de Cannabinoides (ICANNA), donde es CEO y presidenta del Consejo de Expertos. También es directora adjunta y responsable de I+D en una empresa ambiental. También está activa en el ámbito académico. Es profesora de microbiología y decana del programa de maestría de Ecoremediaciones de la Facultad Alma Mater Europaea.
Uno de los rasgos distintivos de la raza humana es nuestra búsqueda de la felicidad. A lo largo de la evolución, hemos luchado por encontrar mejores lugares, mejor comida, mejores condiciones de vida...una vida mejor. Un estado en el que nos sentimos bien con nosotros mismos, nuestra vida y nuestro entorno, un estado de armonía y felicidad. Pero si miramos a nuestro alrededor, vemos que esta búsqueda no nos ha llevado más cerca de ese estado, sino, paradójicamente, más lejos. Las estadísticas son muy preocupantes; la incidencia de la depresión, la ansiedad, los trastornos del estado de ánimo, las enfermedades psicosomáticas es más alta que nunca y sigue aumentando. Entonces, ¿qué ha salido mal? ¿Los cannabinoides podrían ser la clave que falta para lograr este estado?
Durante la evolución, hemos enfrentado muchos desafíos, sobre todo la falta de alimento y refugio, y el peligro que presentan los depredadores. En la sociedad moderna, los desafíos son muy diferentes; hay abundante alimento y refugio, pero sin embargo estamos sometidos a una creciente presión, estamos expuestos a cada vez más toxinas en los alimentos, agua potable y aire , la presión a ser los mejores trabajadores, padres, cónyuges ... Los mecanismos de defensa de nuestro cuerpo nunca han enfrentado tantos desafíos como lo hacen hoy. ¿Y cómo está nuestro cuerpo equipado para hacer frente a estos desafíos? En las clases de biología, aprendimos sobre las barreras físicas, como la piel y la mucosa que nos defienden, el sistema inmunológico que nos protege de agentes patógenos, el sistema hormonal para comunicar y regular las funciones biológicas. Pero a la mayoría de nosotros no nos han enseñado que tenemos otro sistema protector que regula todas las demás funciones fisiológicas: el sistema endocannabinoide. Se compone de los endocannabinoides, receptores de cannabinoides y enzimas que crean y degradan los endocannabinoides.
El papel del sistema endocannabinoide (ECS) en la fisiología humana está bien documentada y científicamente respaldada. Hay una gran cantidad de evidencia que los endocannabinoides regulan el estado de ánimo, la emoción, la motivación, la memoria, la percepción de placer, el apetito, el metabolismo y mucho más. La relación entre los cannabinoides y los estados emocionales se ha establecido empírica y científicamente hace mucho tiempo. Incluso del primer ingrediente activo que se descubrió en la planta de cannabis (Cannabis sativa), delta-9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC), se sabe que produce euforia y mejora las percepciones sensoriales.
Desde el descubrimiento de receptores cannabinoides, la abundancia de estos receptores en el cerebro ha desconcertado a la comunidad científica. En ciertas regiones del cerebro, las neuronas tienen más receptores cannabinoides que cualquier otro tipo de receptor. Parece extraño que nuestras células estén tan finamente sintonizadas con estas moléculas. Originalmente, los cannabinoides eran considerados como relativamente poco frecuentes, al encontrarse principalmente en un solo género del reino vegetal, el Cannabis . El descubrimiento de la araquidoniletanolamida (AEA), un análogo del THC, proporcionó la respuesta. La razón por la que nuestras células tienen tantos receptores cannabinoides es que producimos nuestros propios cannabinoides y son vitales para nuestro bienestar general.
La investigación de los endocannabinoides nos proporcionó información sobre una nueva clase de moléculas de señalización que parecen tener un espectro muy amplio de acciones. Afectan a prácticamente cada tipo de célula, tejido y órgano. El estado de nuestro ECS también determina cómo nos sentimos. Hasta este descubrimiento, se creía que la serotonina y las endorfinas eras las "moléculas felices", conocidas por su papel en la regulación y manipulación de los estados emocionales. Pero el descubrimiento de los endocannabinoides ha indicado nuevos caminos bioquímicos hacia la felicidad. El nombre de la propia endocannabinoide anandamida (ananda es la palabra sánscrita para "alegría, gozo, felicidad") sugiere su participación en el estado de ánimo. Un estudio reciente también sugiere un fuerte vínculo entre los sistemas serotoninérgico y endocannabinoide, lo que implica una conexión entre la liberación de endocannabinoides y serotonina (Best y Regehr, 2008).
La relación entre la depresión, la ansiedad, los trastornos del estado de ánimo, los estados emocionales y los cannabinoides es un hecho establecido y un muchos estudios se centran actualmente en ella. Hay dos aspectos de estados emocionales positivos, uno temporal (hedonia) y uno estático (eudaimonia) (Berridge en al, 2011). Mientras que la hedonia es influenciada en gran parte por las circunstancias y la situación actual en la que nos encontramos, la eudaimonia es una medida de nuestro nivel de satisfacción general con la vida. Nuestros endocannabinoides resultan estar involucrados en ambos aspectos (tan como los fitocannabinoides) . Por un lado, el equilibrio adecuado de los cannabinoides aumenta nuestra sensibilidad a estímulos positivos y, por el otro, estas moléculas actúan como tampones que amortiguan las emociones negativas (Matsunaga et al., 2014). Esto aumenta las buenas influencias y reduce las malas influencias de nuestro entorno.
Los genes que codifican para los receptores cannabinoides también desempeñan un papel importante. La hipótesis de que nuestros genes determinan nuestro futuro también es cierto hasta cierto punto en este caso. Hay pequeñas variaciones (polimorfismos) en los genes que codifican para el receptor CB1 que marcan la diferencia. Las personas con un código genético específico para el receptor CB1 parece ser mucho más felices en general y responden mucho mejor a los estímulos positivos. Una pequeña diferencia lo explica en gran parte, pero no son solo los receptores que son importantes. Los niveles de cannabinoides también afectan en gran medida nuestros estados emocionales y nuestra capacidad para lidiar con el estrés.
Los cannabinoides desempeñan un papel importante en las respuestas al estrés. Endocannabinoides son las moléculas que se liberan en nuestro cuerpo en respuesta a diversos estímulos de estrés, tales como lesiones, cambios de temperatura, patógenos, toxinas, estrés emocional, etcétera. Tienen un fuerte papel protector, funcionando como las moléculas guardianas que nos protegen de las consecuencias fisiológicas del estrés. Pero si el estrés persiste durante un periodo largo, nuestros mecanismos de defensa llegan a ser subregulados, es decir, debilitados, lo que conduce a síntomas similares a los de la depresión. Los endocannabinoides (así como los fitocannabinoides) influyen los mecanismos bioquímicos implicados en cómo procesamos el estrés y las emociones. Cuando estamos bajo estrés, pero también en respuesta a estímulos positivos, ciertas regiones del cerebro se activan, las mismas partes del cerebro que tienen la mayoría de los receptores cannabinoides. Se denominan hotspots cerebrales hedónicos (Wang et al, 2015). Esto demuestra una correlación anatómica directa entre la felicidad y los cannabinoides, puesto que las regiones del cerebro sensibles a estímulos positivos y estrés tienen la mayor densidad de receptores cannabinoides y, por lo tanto, son más sensibles a los endo- y fitocannabinoides.
Pero no solo los genes y la concentración de los cannabinoides son importantes. Incluso los alimentos que elegimos y los suplementos (probióticos, ácidos grasos omega 3) que comemos afectan el ECS y por lo tanto nuestra felicidad. Algunos alimentos, como el aceite de oliva virgen extra contienen compuestos fenólicos que pueden estimular la expresión de los receptores cannabinoides (Di Francesco et al., 2015). Es interesante que estudios han demostrado que incluso la atmósfera (ambiente, música) de comidas influye nuestro ECS (Schrieks et al, 2015). Masajes y ejercicios aeróbicos también han demostrado aumentar los niveles de endocannabinoides. Incluso la acupuntura y el ayuno modulan el ECS (McPartland et al, 2014).
Así que, cómo de bien lidiamos con el estrés y cómo respondemos a las cosas positivas en la vida en general determinan cómo de bien nos sentimos sobre de nosotros mismos y sobre nuestra vida. Nuestra habilidad para lidiar con el estrés y responder a estímulos positivos está directamente relacionada con el estado de nuestro ECS. Y este estado es altamente individual (niveles de cannabinoides y número de receptores), ofreciendo una explicación de por qué las mismas cepas de cannabis o concentraciones de cannabinoides pueden tener un efecto muy diferente en el estado de ánimo de diferentes personas. Después de que los fitocannabinoides entran en nuestro sistema, afectan los ECS individuales y puede tener un efecto muy diferente en personas con muchos frente a pocos receptores cannabinoides, y en personas con altos frente a bajos niveles de endocannabinoides.
Se vuelve aún más complicado cuando consideramos que nuestras definiciones de estímulos positivos varían enormemente. Algunas personas disfrutan de un concierto de heavy metal y otros de un concierto clásico de piano. Algunos experimentan emociones positivas cuando piensan en subir una montaña cubierta de nieve, mientras que otros bucean en mares tropicales. La misma situación puede ser percibida como positiva por una persona y como estresantes por otra, apuntando incluso a un mayor grado de individualidad. Los caminos que elegimos en busca de la felicidad son tan individuales como el ECS. Cómo vemos nuestro entorno y cómo nos sentimos en él, determinan nuestras respuestas. Pero la bioquímica subyacente de la felicidad sigue siendo la misma, con los endocannabinoides y el ECS desempeñando un papel fundamental en el bienestar a largo plazo de todos los individuos. En este caso, podemos decir con certeza que la ignorancia ya no es felicidad.
Cuidar y alimentar nuestro ECS son de vital importancia. Es importante que reconozcamos temprano las señales de que estamos agotando nuestro sistema y desafiando nuestra homeostasis. Esto puede evitar un fallo de nuestro ECS y trastornos del ánimo, y las enfermedades que pueden seguir. Sabemos que el estilo de vida moderno desafía nuestros mecanismos de defensa todos los días, por eso el consumo de fitocannabinoids naturales que protegen y nutren nuestros mecanismos de defensa parece un paso lógico.
Dado que miles de personas en todo el mundo siguen siendo detenidos cada año solo por utilizar una hierba que contiene cannabinoides para sentirse mejor o más feliz, deberíamos preguntarnos si ignorar el potencial de estas moléculas no es un crimen mayor. Nuestro derecho humano fundamental a ser saludable y feliz está en grave peligro. Con la abrumadora evidencia mundial que nos ha traído la prohibición, llegamos a la conclusión de que: La felicidad no es el problema ~ la ignorancia lo es.
Referencias:
Berridge KC, Kringelbach ML. Building a neuroscience of pleasure and well-being. Psychol Well Being. 2011 Oct 24;1(1):1-3.
Best AR, Regehr WG. Serotonin evokes endocannabinoid release and retrogradely suppresses excitatory synapses. J Neurosci. 2008 Jun 18;28(25):6508-15.
Di Francesco A, Falconi A, Di Germanio C, Micioni Di Bonaventura MV, Costa A, Caramuta S, Del Carlo M, Compagnone D, Dainese E, Cifani C, Maccarrone M, D'Addario C. 2015. Extravirgin olive oil up-regulates CB1 rumor suppressor gene in human colon cancer cells and in rat colon via epigenetic mechanisms. Journal of Nutritional Biochemistry. 26(3): 250-258.
Matsunaga M1, Isowa T2, Yamakawa K3, Fukuyama S4, Shinoda J4, Yamada J4, Ohira H3. Genetic variations in the human cannabinoid receptor gene are associated with happiness. PLoS One. 2014 Apr 1;9(4).
McPartland JM, Guy GW, Di Marzo V. Care and feeding of the endocannabinoid system: a systematic review of potential clinical interventions that upregulate the endocannabinoid system. PLoS One. 2014 Mar 12;9(3).
Schrieks IC, Ripken D, Stafleu A, Witkamp RF, Hendriks HF. Effects of mood inductions by meal ambiance and moderate alcohol consumption on endocannabinoids and N-acylethanolamines in humans: a randomized crossover trial. PLoS One. 2015 May 11;10(5):e0126421.
Wang W, Sun D, Pan B, Roberts CJ, Sun X, Hillard CJ, Liu QS. Deficiency in endocannabinoid signaling in the nucleus accumbens induced by chronic unpredictable stress. Neuropsychopharmacology. 2010 Oct;35(11):2249-61.