Por Guillermo Moreno-Sanz
El Dr. Moreno-Sanz es autor de más de 30 artículos científicos y 3 patentes que describen el papel del sistema endocannabinoide en la percepción del dolor. Licenciado en Bioquímica y Química Orgánica por la Universidad de Zaragoza, obtuvo su doctorado en Neurociencias por la Universidad Complutense de Madrid en España. Adquirió una amplia experiencia internacional con becas de larga duración en los Países Bajos, Italia y los Estados Unidos, desarrollando la mayor parte de su carrera académica en la Universidad de California, Irvine, donde descubre una nueva clase de analgésicos cannabinoides de gran interés clínico. En 2017 actúa como consultor para las Academias Nacionales de Ciencias de Estados Unidos en la elaboración del informe "Los efectos sobre la salud del cannabis y los cannabinoides" y posteriormente funda Abagune Research con el fin de ofrecer asesoramiento científico y soluciones de I+D a la industria internacional del cannabis. En 2020 asume la dirección científica y médica de Khiron Life Sciences en Europa.
Conoce a los Expertos es una serie de entrevistas realizadas por expertos del campo del Cannabis a líderes mundiales en investigación y en la práctica clínica del Cannabis como medicina.
Maria Fernanda Arboleda es médica y cirujana, de la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá; anestesióloga y especialista en medicina del dolor y cuidados paliativos, de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM. En la actualidad es la Directora Asociada de Investigación de Santé Cannabis, y tiene una amplia experiencia en la prescripción responsable y segura de cannabis medicinal en diferentes contextos clínicos.
Adicionalmente, ha sido ponente y conferencista internacional en más de 50 eventos académicos, contribuyendo y participando en la educación de más de 5000 profesionales de la salud en América Latina, Canadá y el Reino Unido, entre otros países. Así mismo, ha participado en múltiples foros y paneles internacionales sobre cannabis medicinal dirigidos a pacientes y familiares.
Guillermo Moreno-Sanz: ¿Cómo empezaste a usar cannabis en tu consulta?
María Fernanda Arboleda: Los que nos dedicamos al manejo del dolor crónico estamos en una búsqueda continua de herramientas farmacológicas y no farmacológicas que puedan apoyar no sólo con el control del dolor, también con otros síntomas asociados que padecen estos pacientes, como ansiedad, insomnio y depresión. Es así como decidí mudarme a Canadá para realizar una estancia clínica en el Hospital General de Montreal y la Universidad de McGill y profundizar en el conocimiento relacionado con el manejo intervencionista del dolor. Allí tuve la primera oportunidad de ver pacientes con cáncer avanzado a quienes les prescribían tratamientos a base de cannabinoides como complemento a sus terapias tradicionales. Fue amor a primera vista, pues observé una mejoría evidente en la calidad de vida de los pacientes y sus familias con este tratamiento. Desde este momento, decidí dedicarme a aprender todo lo que estuviera en mis manos para poder ofrecer este tratamiento de una forma responsable y segura, e inicié estudios de postgrado en cannabis medicinal y cuidado continuo en cáncer con el departamento de oncología de la Universidad de McGill y Santé Cannabis, clínica especializada en cannabis medicinal en la provincia de Quebec.
GMS: El concepto de una clínica de cannabis puede sorprender a algunos lectores. ¿En qué consiste el modelo de esta clínica?
MFA: Santé Cannabis es una institución de salud independiente que no pertenece a ninguna compañía de cannabis y no comercializa ningún producto. Hasta la fecha se han atendido más de 10.000 pacientes gracias al desarrollo de protocolos clínicos propios para estandarizar el tratamiento con cannabis medicinal. Además de la consulta médica para la prescripción de cannabinoides como terapia complementaria a los tratamientos tradicionales, se ofrece entrenamiento para profesionales de la salud y recursos que apoyan la educación del paciente y su familia, a través de talleres y cursos, para hacerlos parte activa del tratamiento con cannabis medicinal.
Al contar con un modelo de cuidado y una base de datos única, así como con protocolos de investigación aprobados por el ministerio de salud canadiense y comités de ética externos, la clínica se ha convertido en una especie de centro de investigaciones clínicas con cannabis medicinal, colaborando con instituciones y compañías públicas y privadas para realizar ensayos clínicos controlados y estudios observacionales que permitan comprender la realidad de lo que ocurre con la administración de cannabinoides a largo plazo en diferentes condiciones médicas.
GMS: ¿Cómo ha cambiado tu práctica clínica desde que has incorporado los derivados de cannabis?
MFA: En la actualidad, me dedico a la consulta médica privada, tratando principalmente a pacientes con dolor crónico, así como a aquellos que requieren de cuidados paliativos. Atiendo a través de consulta virtual a personas que se encuentran en Colombia, México y Canadá. En Colombia he tenido la oportunidad de incorporar los cannabinoides al tratamiento médico convencional, lo cual me ha permitido tener una herramienta muy útil para el control de síntomas asociados al dolor crónico y a enfermedades avanzadas como el cáncer. Es importante tener en cuenta que el cannabis medicinal no es primera línea de tratamiento, no reemplaza a otras terapias, y no es para cualquier persona, pues existen indicaciones y contraindicaciones, así como posibles interacciones con otros medicamentos. Por todo lo anterior, es clave contar con el apoyo y supervisión de un médico que esté debidamente entrenado en la prescripción de cannabinoides.
GMS: ¿Te preocupaba cómo podía afectar tu posición con respecto al cannabis a tu carrera como médico?
MFA: Creo que, al tener la oportunidad de profundizar en el tema desde la evidencia científica, y al encontrar los posibles efectos terapéuticos de los cannabinoides en la práctica clínica, no tuve preocupación alguna relacionada con mi ejercicio médico. Por el contrario, me incentivó a seguir investigando sobre sus usos, y a compartir el conocimiento y la experiencia clínica con otros profesionales de la salud en América Latina, Canadá y el Reino Unido, entre otros países.
GMS: ¿Te has visto afectada por el estigma asociado al cannabis?
MFA: Creo que todos los que vivimos en esta era prohibicionista del cannabis nos enfrentamos a este estigma social a nivel mundial. En mi experiencia, considero que la desinformación que existe relacionada con los tratamientos a base de cannabinoides y la confusión entre el uso medicinal y no medicinal (o recreativo) del cannabis han sido en parte los que han originado tantos prejuicios e ideas erróneas. En el caso de Canadá, mi práctica en la provincia de Quebec, una de las más conservadoras del país, me mostró que hay un fuerte rechazo y miedos irracionales asociados al consumo de cannabis para fines medicinales. A pesar de los avances en investigación clínica, sigue existiendo una importante desaprobación de los tratamientos a base de cannabinoides por parte de asociaciones médicas y profesionales de la salud que aun cuestionan la falta de evidencia clínica que apoye sus beneficios terapéuticos, así como limitación en el conocimiento relacionada con la prescripción de cannabinoides por parte de la comunidad médica.
GMS: ¿Te parece que este estigma es más fuerte en Latinoamérica que en otras regiones como Norteamérica o Europa?
MFA: En países latinoamericanos como Colombia, Perú y Argentina he encontrado mucha más apertura por parte de los profesionales de la salud, asociaciones médicas y universidades, que han decidido abrir la discusión e incluir temas relacionados con el cannabis medicinal en congresos académicos y en cursos y diplomados de cannabis medicinal. He tenido la oportunidad de participar en el desarrollo de varios cursos y diplomados, haciendo parte del entrenamiento de más de 5000 profesionales de la salud en América Latina, y veo que hay un fuerte deseo por aprender sobre los posibles usos terapéuticos de los cannabinoides, pues cada vez son más los pacientes que acuden a la consulta médica solicitando orientación y apoyo por parte del personal médico. Aquí es clave reconocer que lo que se enseña no es a prescribir cannabinoides de forma indiscriminada, sino a brindar todas las herramientas que permitan al médico ofrecer una recomendación informada a sus pacientes con respecto al cannabis medicinal.
GMS: El congreso español acaba de aprobar la formación de una subcomisión para estudiar distintos modelos internacionales de regulación de cannabis medicinal y el grado de evidencia existente. Tú eres colombiana, te formaste en Canadá y ahora vives en México. Son tres países cruciales en el movimiento regulatorio del cannabis medicinal. ¿Qué te parece lo mejor y lo peor de cada uno de los modelos de regulación de acceso a cannabis con fines medicinales?
MFA: La regulación de cannabis para fines medicinales en Canadá inició desde el 2001, lo que ha impulsado el acceso seguro a tratamientos a base de cannabinoides con productos que cumplan con estándares de calidad y respaldo sanitario desde el ministerio de salud canadiense. Sin embargo, a pesar de tener aproximadamente 400.000 pacientes registrados en el programa nacional de cannabis medicinal, aún existen grandes limitaciones. El cannabis medicinal continúa siendo un tratamiento no aprobado por asociaciones médicas a nivel nacional, y los altos impuestos junto a la falta de cobertura por parte de la mayoría de las aseguradoras también condicionan y dificultan la disponibilidad de los productos de cannabis con fines medicinales, lo que provoca que más del 70% de pacientes sigan accediendo a productos provenientes de mercados ilegales y administrándolos sin supervisión médica.
Colombia, por su parte, ha sido el país pionero en cuestión regulatoria, con países como Argentina y Perú abriéndose al tema poco a poco. De hecho, el marco regulatorio colombiano ha sido un modelo para otros países de la región, pues desde el 2016 (a través de la Ley 1787) se autorizó el uso de cannabis para fines medicinales y desde inicios de 2020 comenzó su comercialización por una vía legal con requerimientos de buenas prácticas de elaboración y licencias estrictas para la adecuada fabricación de productos a base de cannabinoides con grado farmacéutico y garantía de la seguridad del paciente. Sin embargo, aún se requiere el desarrollo de investigación clínica rigurosa y de buena calidad que muestre los efectos terapéuticos de los cannabinoides en población local o latinoamericana. Adicionalmente, los costos y la falta de cobertura por parte de aseguradoras siguen limitando el acceso y disponibilidad de productos a base de cannabinoides por una vía legal.
En el caso de México, a pesar de las reformas realizadas a la Ley General de Salud (LGS) en 2017 y a la publicación del reglamento en materia de control sanitario para la producción, investigación y uso medicinal del cannabis y sus derivados farmacológicos en enero de 2021, aun existen vacíos legales que impiden contar con tratamientos seguros a base de cannabinoides que puedan garantizar la seguridad del paciente. Esto es realmente frustrante, ya que los médicos estamos completamente limitados sin poder ofrecer esta herramienta terapéutica de una forma responsable y segura.
GMS: Te has embarcado en un nuevo proyecto personal a través del cual ofreces toda tu experiencia y conocimiento con el uso terapéutico del cannabis. Me llama la atención el foco que pones en el cuidado paliativo y en el acompañamiento a los pacientes en una fase terminal. ¿Qué crees que puede ofrecer el cannabis a las personas que afrontan el final de su vida?
MFA: Definitivamente, el uso de cannabinoides en el paciente paliativo es uno de los temas que más me apasiona. Antes que nada, es fundamental recordar que el paciente paliativo es aquel que tiene una enfermedad que no tiene cura con un pronóstico de vida muy corto, por lo general menor a seis meses. El objetivo de estos cuidados es brindar bienestar y confort al paciente, así como a familiares y/o cuidadores. Por lo tanto, lo que se busca es ofrecer calidad de muerte, prevenir y aliviar el sufrimiento a través de la identificación temprana, la evaluación y el tratamiento correctos del dolor y otros síntomas, sean estos de orden físico, psicosocial o espiritual.
He tenido la oportunidad de ver a cientos de pacientes en etapas avanzadas de su enfermedad que presentan múltiples síntomas (ocasionados por la misma enfermedad o por tratamientos tales como la quimioterapia, radioterapia, cirugía, etc.), los cuales no logran ser controlados con las terapias tradicionales, y donde los cannabinoides puede ejercer un rol importante que complemente a los manejos convencionales. Algo crítico es reconocer a los cannabinoides como una herramienta útil que no busca reemplazar a otras terapias, y por esto es necesario manejar las expectativas del paciente y/o su familia, pues el cannabis medicinal no ha mostrado ser la cura de ninguna enfermedad, ni es la panacea o la droga milagrosa que va a salvar al paciente de todos los problemas a los que se está enfrentando al final de la vida.
Muchas gracias MaFer por compartir tu experiencia con nosotros!