Por Michiel Panhuysen
Michiel Panhuysen es periodista holandés. Desde hace muchos años escribe artículos en Highlife, una revista holandesa de estilo de vida. Publicó dos libros sobre el mundo del cannabis holandés, junto con Nicole Maalsté: "Polderwiet" (2007), con retratos de los cultivadores de cáñamo holandeses y "De Wietindustrie" (2015), una descripción de la economía del cáñamo en los Países Bajos.
Sus artículos sobre jardinería orgánica se publican en varias revistas de diferentes países. Es autor de 'Le Bio Grow Book', publicado en Francia (2016).
Además de artículos sobre temas de cultivo orgánico y temas relacionados con el cannabis, Panhuysen está publicando acerca de correr ultramaratones en las montañas. Escribió varios libros bajo demanda sobre diferentes temas.
(Este artículo se basa en un resumen del artículo 'Determination of pesticide residues in Cannabis Smoke' escrito por Nicholas Sullivan, Sytze Elzinga y Jeffrey C. Raber, The Werc Shop Inc., Pasadena EE. UU., publicado en el Journal of Toxology, volumen 2013).
En Estados Unidos, muchos estados permiten que las farmacias vendan de forma legal la marihuana que va a usarse como medicamento. A diferencia de otros cultivos que se usan para el consumo humano, no se ejerce ningún control sobre los pesticidas que se usan sobre las plantas de cáñamo. El estudio 'Determination of pesticide residues in Cannabis Smoke' muestra que muchos pacientes que usan marihuana se ven expuestos a pesticidas tóxicos.
Las personas que usan marihuana con fines medicinales son vulnerables porque están enfermas, por lo que todos los medicamentos que utilizan deberían mejorar su salud y no resultarles dañinos. En muchos estados y países se permite el uso de la marihuana con fines medicinales, pero la mayoría de las personas no son conscientes de que su consumo podría causarles problemas de salud, debido a la contaminación con pesticidas u otros productos químicos dañinos.
La Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de los Estados Unidos determina qué concentraciones de pesticidas se permiten en las cosechas alimentarias. El Departamento Federal de Agricultura (FDA) y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) se ocupan del control de los cultivos. Ambos departamentos se encargan de la vigilancia de los cultivos para consumo humano, con el fin de garantizar que únicamente se utilizan los pesticidas permitidos y que no se superan las concentraciones máximas permitidas en los cultivos ni en los alimentos.
El tabaco no es un cultivo de alimentos. La EPA de Estados Unidos permite la utilización de 37 pesticidas distintos en él, pero no se ha fijado ningún límite a su cantidad máxima. Algunos laboratorios han determinado qué cantidades de los pesticidas tolerados pueden usarse para moderar la cantidad de exposición a los pesticidas del público.
En el caso de las plantas de cáñamo, la EPA de Estados Unidos todavía no ha aprobado ningún pesticida, dado que la marihuana es una sustancia ilegal a nivel federal. Sin la aprobación de la EPA estadounidense, el uso de pesticidas en las plantas de cáñamo es ilegal, lo que no impide que se usen en su cultivo. Los cultivadores de cáñamo pueden comprar con facilidad todo tipo de pesticidas, estimuladores del crecimiento y nutrientes en tiendas físicas y en Internet. Algunos de estos productos solo se han aprobado para su uso en plantas que no sean para el consumo humano, como plantas o flores ornamentales.
A pesar del carácter ilegal de los pesticidas, los laboratorios de análisis y los laboratorios gubernamentales con frecuencia encuentran residuos de pesticidas en las muestras de marihuana. En 2009, un laboratorio de Los Ángeles analizó tres muestras de marihuana con propósitos médicos y en una de las muestras se encontró una concentración de 1600 veces la cantidad legal que se permite en la comida de un pesticida llamado bifentrina.
Tóxico
No se ejerce ningún control sobre el uso de pesticidas, la mayoría de los cuales son tóxicos para los seres humanos, en los cultivos de cáñamo. Los efectos tóxicos de los pesticidas en el cáñamo pueden provocar problemas adicionales de salud para los pacientes con problemas inmunológicos o enfermedades hepáticas, pero hay pocas investigaciones acerca de este tema. La investigación podría revelar qué pesticidas son aceptables en los cultivos de cáñamo para uso recreativo e, incluso más importante, para uso medicinal, y en qué cantidades.
Fumar es la forma preferida de consumir marihuana, pero calentar los pesticidas puede modificar su composición. Cuando algunos pesticidas como el miclobutanilo se calientan, se descomponen en compuestos muy peligrosos; por consiguiente, esta sustancia se ha prohibido recientemente (2017) en Canadá, Colorado, Washington y Oregon para la producción de marihuana, pero otros estados en Estados Unidos que permiten el uso de marihuana con fines medicinales continúan tolerando este pesticida. En este momento, el conocimiento sobre los efectos de los pesticidas en los seres humanos es muy limitado y esta carencia también es aplicable a los distintos efectos al vaporizar (200 grados Celsius) o quemar (400 grados Celsius) marihuana contaminada. Es concebible que la vaporización de pesticidas produzca la liberación de otros productos tóxicos distintos a los que se producen al quemarlos.
Debido a esta falta de información, es importante investigar las consecuencias de la exposición a la marihuana contaminada con pesticidas y usar la nueva información para la regulación de los pesticidas en el cultivo del cáñamo.
Filtros
Los fumadores de tabaco suelen usar cigarrillos con filtros de algodón que absorben una gran parte de los pesticidas. Los fumadores de marihuana no suelen usar, en su mayor parte, filtros en los cigarrillos de marihuana o los dispositivos para fumar. Por consiguiente, probablemente inhalen relativamente más pesticidas que los fumadores de tabaco.
En 2013, The Werc Shop (en Pasadena, California, Estados Unidos), un laboratorio de pruebas botánicas y de marihuana, realizó un estudio sobre la absorción de pesticidas por parte de tres dispositivos para fumar que usan los fumadores de marihuana, a saber: una pequeña pipa de vidrio, una pipa de agua y una pipa de agua con filtros de algodón y de carbón activado. Los pesticidas que se probaron fueron la bifentrina, la diacinona y la permetrina, aunque también se probó un regulador del crecimiento llamado paclobutrazol. El objetivo del estudio era poner a prueba en qué medida los pesticidas y el regulador del crecimiento atravesaban los tres distintos dispositivos para fumar.
La prueba se realizó contaminando marihuana limpia con los productos químicos y haciendo que una máquina «inhalara» la marihuana a través de los tres distintos tipos de dispositivos, para después examinar el humo «inhalado».
Resultados
Los resultados del estudio fueron muy claros: los residuos de los pesticidas y del regulador de crecimiento sobre la marihuana se transferían directamente al humo que inhalaba la máquina. Cuando se usaba la pipa de vidrio, aproximadamente entre el 60 % y el 70 % de los productos químicos en la marihuana se recuperaban en el humo inhalado, lo cual implica que entre el 60 % y el 70 % de los pesticidas en los cultivos de cáñamo se inhalaba y que únicamente se filtraba entre el 30 % y el 40 % de los pesticidas (o que esta proporción desaparecía como humo externo).
En el caso de la pipa de agua habitual, la recuperación fue de entre el 40 % y el 60 %, lo cual implica que la máquina «inhalaba» aproximadamente la mitad de los pesticidas en la marihuana y que se había filtrado la otra mitad. La pipa de agua con un filtro de algodón adicional obtuvo los mejores resultados: la recuperación fue desde solo ligeramente superior al cero hasta el 10 %; por consiguiente, la máquina solo inhalaba al final un máximo del 10 % de los pesticidas en la marihuana y el 90 % o más se filtraba. En los filtros de carbono no se encontró ningún residuo significativo.
Conclusiones
En las situaciones de la vida normal, la máquina de la prueba es el ser humano que está inhalando el humo. Esto significa que una alarmante cantidad elevada de pesticidas continúa presente en el humo que inhala el usuario de marihuana y que la cantidad de pesticidas inhalados depende del dispositivo que se usa: la pipa de agua y el filtro de algodón adicional garantizan el mejor filtrado, pero pocos usuarios utilizan dispositivos con filtro para fumar.
Teniendo en cuenta estos resultados, alguien que fuma marihuana probablemente se vea expuesto a una gran cantidad de pesticidas lo que, en el caso de los pacientes que usan marihuana, puede derivar en más complicaciones de salud. Los investigadores afirman que es posible que las consecuencias negativas del uso a largo plazo de marihuana que se encuentran en otros estudios se deriven, no de la marihuana en sí, sino de los pesticidas en los cultivos y estos estudios pueden haber probado, sin saberlo, el uso a largo plazo de marihuana contaminada con pesticidas.
Otra nota importante de los investigadores es que la cantidad de pesticidas que consume un usuario también dependerá de la profundidad de la respiración, de la duración de la pausa de la inhalación y de la elección de método de calentamiento, todos ellos factores que influyen sobre la cantidad de pesticidas que se absorben finalmente en los pulmones.
Los pesticidas en la marihuana medicinal pueden provocar complicaciones adicionales de salud a los pacientes, aunque filtrar el humo puede reducir la cantidad de pesticidas. Sin embargo, es mejor asegurarse de que desde un principio no hay pesticidas en los cultivos de cáñamo. Por consiguiente, son necesarios reglamentos como la prohibición de usar miclobutanilo en Canadá y en algunos estados de Estados Unidos. Además, es necesario realizar investigaciones sobre el uso de pesticidas en los cultivos de cáñamo y los efectos de los distintos modos de consumir la marihuana medicinal.
Este estudio se realizó para llamar la atención sobre la importancia del conocimiento de los pesticidas y para pedir que se apliquen reglas sobre los pesticidas en los cultivos de cáñamo.