La epilepsia afecta al 1,5% de la población mundial. Un tercio de esta población sufre lo que se conoce como epilepsia refractaria o resistente a tratamiento, es decir, que no responde a los tratamientos convencionales.
Es habitual que los pacientes que sufren de epilepsia refractaria hayan experimentado sin éxito varios intentos de control de las crisis con distintos medicamentos (de 3 a 5 o más fármacos antiepilépticos y esteroides), así como con otros tratamientos como la dieta cetogénica, la estimulación vagal y aún la cirugía. Igualmente, es frecuente que padezcan los efectos secundarios de estos tratamientos que se agregan al daño de la enfermedad de base.
Esto significa que un porcentaje significativo de pacientes con epilepsia no tiene una respuesta terapéutica satisfactoria, habiendo quienes sufren decenas y aún centenas de crisis diarias. Muchos de estos casos no llegan a la edad adulta.
En la historia de la Medicina es posible encontrar registros sobre el uso del cannabis en el tratamiento de las convulsiones, una de las formas clínicas de las crisis epilépticas, desde mucho antes de la era cristiana.
En nuestro tiempo, el uso de cannabis y particularmente de cannabidiol (CBD) en el tratamiento de la epilepsia, se ha ido extendiendo a partir de los hallazgos de la investigación preclínica y clínica, así como de múltiples relatos de mejorías significativas de distintos tipos de epilepsia de difícil control no clasificados y en el contexto de síndromes como Dravet, Lennox-Gastaut, Doose y West.
Acción anticonvulsivante del CBD en el tratamiento de la epilepsia
Este efecto del CBD fue una de sus primeras acciones descritas por varios investigadores a lo largo de los años 70 y 80.
El o los mecanismos de acción por los que el CBD podría actuar no están completamente comprendidos y conocidos, pero sí se sabe que en su presencia aumentan los niveles de anandamida, uno de los cannabinoides endógenos.
Interacciones del CBD con otros fármacos antiepilépticos
Las interacciones del CBD con otros fármacos antiepilépticos deben ser tenidas en cuenta pues puede aumentar el efecto de algunos como por ejemplo el fenobarbital al inhibir su destrucción, e interferir con el efecto de otros como el clordiacepóxido y la etosuximida. En consecuencia, se debe estar atento a la aparición de efectos adversos, los que pueden deberse más a la falta de inactivación de los fármacos antiepilépticos que al propio CBD. Esto no significa que el CBD no tenga efectos indeseables, pero estos son de leves a moderados y retroceden rápidamente con los ajustes de dosis o supresión del tratamiento.
Cuando se incorpora el uso de CBD en el tratamiento de la epilepsia, la medicación convencional no debe suspenderse bruscamente, sino disminuirse las dosis lentamente y bajo control médico a la medida que se presentan la mejoría o los efectos adversos de la acumulación de medicamentos.
Efectos del CBD en el tratamiento de la epilepsia
En los pacientes en tratamiento con CBD, asociado o no a otros fármacos antiepilépticos, además de la reducción de las crisis en un porcentaje significativo en general mayor al 50% hasta la cesación total, se verifica una mejoría en otros aspectos como por ejemplo a nivel emocional, a nivel cognitivo y motor, así como en la socialización.
Finalmente, en cuanto al cannabis y el tratamiento de la epilepsia, hay algunos casos que no responden satisfactoriamente. En estas situaciones puede ser necesario agregar THC, lo que debe hacerse con cuidado pues este puede aliviar las crisis o desencadenarlas, fenómeno que suele ser dosis dependiente.