Por Guillermo Velasco
Profesor titular del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular I, Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Junta directiva del Observatorio Español de Cannabis Medicinal.
Los pasados días 18, 19 y 20 de mayo tuvo lugar la segunda edición del simposio Internacional en Oncología traslacional del Hospital Clínico San Carlos. Cabe destacar que el simposio pudo desarrollarse gracias al apoyo de diversos patrocinadores y muy especialmente de Fundación CANNA. En esta ocasión, debido a las especiales circunstancias en las que nos encontramos, el evento tuvo lugar en formato virtual. A pesar de todo, el congreso contó con una notable asistencia con más de 150 inscritos. Igual que en la primera edición, este segundo encuentro estaba encaminado a reforzar la investigación traslacional en Oncología y muy especialmente a facilitar la conexión entre la investigación clínica y la investigación básica.
Si algo ha puesto de manifiesto la pandemia de COVID-19 es la importancia de reforzar la investigación básica, pero también de trasladar los hallazgos científicos obtenidos como consecuencia de esa investigación de manera que puedan llevar al desarrollo de ensayos clínicos e -idealmente- a la aprobación de nuevos métodos de diagnóstico o de tratamiento de enfermedades. Desafortunadamente, el cáncer, o para ser más precisos, los numerosos tipos y subtipos de cáncer, constituyen una autentica pandemia que afecta a millones de personas en el mundo.
Así, miles de investigadores básicos centran sus esfuerzos en tratar de entender por qué en ocasiones una o muy pocas células de un ser humano escapan a los procesos de vigilancia y control del organismo y se transforman en células tumorales adquiriendo las características que les permiten formar lesiones malignas e invadir otros tejidos. Igualmente, muchos de los estudios desarrollados por esos investigadores analizan los posibles puntos débiles de esas células cancerígenas o de su entorno de manera que puedan diseñarse terapias más específicas y eficaces para combatirlas. Por otro lado, una legión de profesionales de la salud, oncólogos, pero también médicos de otras especialidades y el resto de personal sanitario, participan en una pléyade de estudios clínicos que analizan la eficacia de nuevos tratamientos y/o de nuevos biomarcadores, muchos de ellos derivados de los estudios básicos a los que me refería más arriba. Se trata de dos mundos con un objetivo común, pero con metodologías, aproximaciones y a veces incluso lenguajes muy diferentes. Reforzar la conexión entre ellos es fundamental para que las nuevas ideas y posibles mejoras de diagnóstico y tratamiento lleguen antes y de manera más eficaz a los pacientes.
En ese contexto, esta segunda edición del congreso de Oncología traslacional ha servido como una excelente plataforma para avanzar en el mutuo conocimiento entre investigadores básicos y clínicos.
Precisamente uno de los ejemplos de investigación traslacional en oncología que se ha tratado en el simposio es la utilización de cannabinoides en el manejo y tratamiento del cáncer. Existen numerosos estudios básicos, preclínicos y clínicos que han puesto de manifiesto el potencial de los derivados de la marihuana para aliviar la sintomatología asociada al cáncer y a su tratamiento. Igualmente, aunque en un estadio menos avanzado de su desarrollo, numerosos estudios preclínicos -algunos de ellos desarrollados por nuestro grupo de investigación en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid- han puesto de manifiesto el potencial antitumoral del THC, del CBD y de algunos otros cannabinoides.
En este congreso tuve la oportunidad de presentar una visión de los estudios desarrollados por nuestro grupo y otros investigadores en los últimos 20 años, que nos han permitido conocer los mecanismos moleculares mediante los que los cannabinoides actúan sobre las células tumorales. Comenzando con el vídeo sobre el Sistema Endocannabinoide, (que podéis ver aquí), también pude resumir toda otra serie de estudios con un carácter más traslacional que han permitido sentar las bases del desarrollo de estudios clínicos en los que se está analizando la actividad del THC y el CBD en combinación con otros agentes antitumorales en pacientes con cáncer. De momento, estos estudios clínicos derivados de la investigación básica y traslacional a la que me refería se centran en pacientes con Glioblastoma (el tipo más frecuente de tumor cerebral y una de las formas más agresivas de cáncer). Aunque se trata de momento de estudios clínicos con un número reducido de pacientes y que tienen que ser confirmados por estudios más grandes, los primeros resultados son prometedores y apoyan la idea de que el THC y el CBD podrían ayudar a mejorar la eficacia del tratamiento que se utiliza en la actualidad para el manejo de los pacientes con este tipo de tumores. Igualmente, durante la charla traté la cuestión de la existencia de posibles marcadores de respuesta al tratamiento con cannabinoides que podrían contribuir a desarrollar terapias individualizadas orientadas a aquellos pacientes o tipos de tumores en los que una respuesta positiva al tratamiento con cannabinoides sea más probable. El desarrollo del congreso dio la oportunidad de poder discutir estos hallazgos tanto con otros investigadores básicos como con investigadores clínicos de gran prestigio en el campo de la Oncología. En mi opinión, la diseminación de estos resultados en un foro con este formato contribuye a dar visibilidad a los cannabinoides dentro de la comunidad médica y científica y puede, por tanto, aumentar el interés por el desarrollo de más ensayos clínicos que puedan sentar las bases de la utilización de estos compuestos con fines terapéuticos y específicamente en el manejo del paciente oncológico.
El congreso estuvo estructurado en varias sesiones, cada una de las cuales se centró en analizar los avances en el diagnóstico y tratamiento de un grupo de tumores. Especialmente interesantes resultaron las mesas de debate al final de cada sesión. A pesar del hándicap de tener que desarrollar los debates en formato online, en todas las sesiones hubo discusiones muy enriquecedoras que permitieron incorporar el punto de vista del investigador básico en el contexto de los últimos avances en el tratamiento y diagnóstico de los pacientes con cáncer. Además de la potencial utilización de los cannabinoides como agentes antitumorales cabe destacar las discusiones que tuvieron lugar en relación con la utilidad de los tratamientos basados en la reactivación del sistema inmune como una estrategia terapéutica muy prometedora en el tratamiento de algunos tipos de tumores.
El simposio contó con la participación de numerosos investigadores tanto españoles como extranjeros, todos ellos de gran prestigio internacional, y que contribuyeron al altísimo nivel científico de todas las sesiones. En cualquier caso y para no extenderme demasiado en este breve resumen, me gustaría destacar en primer lugar la concesión de un premio a la trayectoria científica en oncología al Dr. Mariano Barbacid. El Dr. Barbacid es uno de los investigadores españoles que más ha contribuido al desarrollo de la oncología en nuestro país y su trayectoria constituye un claro ejemplo de cómo desde el conocimiento básico (el Dr. Barbacid participó en el descubrimiento de los primeros "oncogenes", genes cuya alteración lleva al desarrollo del cáncer) se pueden impulsar estudios traslacionales de gran relevancia.
También me gustaría destacar la charla de clausura que impartió el Dr. Sir Philip Cohen. Se trata de una conferenciante que me hace especial ilusión que participara en nuestro simposio ya que tuve la suerte de poder trabajar en su laboratorio de la Universidad de Dundee, Escocia, durante mi etapa de formación postdoctoral. La trayectoria de Dr. Cohen (uno de los científicos europeos más destacados de las últimas décadas, lo que le valió entre otros muchos premios, la concesión del título de Sir en 1998) se ha centrado en el estudio de la modificación postraduccional de proteínas. Sus trabajos han sentado las bases de la utilización de una serie de fármacos denominados "inhibidores de quinasas", que se encuentran entre los más utilizados en los tratamientos oncológicos avanzados. En su conferencia el Dr. Cohen repasó la historia de desarrollo de estos compuestos ahora que se cumplen 20 años de la aprobación del primero de ellos el imatinib (un inhibidor químico de tirosina quinasas que revolucionó el tratamiento de la Leucemia Mieloide Crónica ya que permitió inhibir de manera selectiva la proteína aberrante – Bcr-abl que frecuentemente está presente en estos tumores).
En resumen, a pesar de tener que desarrollarse en formato online este segundo Simposio del Hospital Clínico San Carlos de investigación traslacional en Oncología, ha cumplido de forma sobresaliente con su objetivo de contribuir a reforzar la comunicación entre investigadores básicos y clínicos y divulgar los últimos avances en el tratamiento de distintos tipos de tumores. Esperemos que la tercera edición pueda desarrollarse ya de forma presencial y que en ella puedan seguir presentándose más avances en investigación oncológica incluyendo aquellos relacionados con la posible utilización de cannabinoides en pacientes con cáncer.